Autor: Marcos Lamelas
Hasta ahora el mercado de la sal en Europa se encontraba en manos de dos grupos: los alemanes de la multinacional K+S y los franceses de Salins du Midi.
Pero este relativo equilibrio –relativo porque la empresa alemana es
diez veces mayor que la francesa– se rompió en 1998 cuando el grupo
israelí ICL entró en España a través de Iberpotash y se
hizo con la explotación de las minas de Súria y Sallent, cerca de
Manresa. Este hecho tuvo una derivada inesperada que ha desembocado en
una verdadera guerra de la sal entre Iberpotash y el grupo francés.
Iberpotash inició una gran inversión minera en Cataluña, de 600 millones, que ha incluido el cierre de la mina de Sallent y una mejor explotación de la de Súria para extraer potasa. La potasa es una materia prima muy demandada por los fabricantes de fertilizantes.
Pero una de las consecuencias fue que de las minas también se extrae
sal y el grupo Iberpotash tiene un plan de comercialización de este
producto muy agresivo.
La
sal proveniente de la cuenca minera de Súria es muy pura, ideal para
grandes consumos industriales. De aquí que Salins du Midi haya iniciado
una batalla de recursos legales, investigaciones de detectives y
acusaciones diversas que han acabado con el alcalde de Súria, Josep Maria Canudas,
y otros miembros del equipo del gobierno municipal imputados por los
permisos otorgados a la explotación minera de Iberpotash, que por otro
lado siempre se ha llevado a cabo de la mano de las administraciones,
incluyendo el Gobierno central y la Generalitat de Cataluña.
Fuentes
de Iberpotash han declinado hacer declaraciones y se han limitado a
señalar que se está cumpliendo el calendario en la primera fase de las
inversiones, 200 millones de euros en construir un rampa gigantesca que baja a 900 metros del subsuelo y que permitirá sacar el mineral de manera intensiva y mediante una enorme cinta transportadora.
Pero
otras fuentes del sector minero han explicado que detrás de las
denuncias y recursos se encuentra Salins du Midi, a veces con abogados
interpuestos, a veces a través de la patronal Afasal.
Arbitraje de la CNC
El pulso ha llegado a la Comisión Nacional de la Competencia (CNC)
que debe pronunciarse próximamente al respecto. Para Iberpotash, Salins
du Midi está intentando parar una inversión que le afectará porque
puede hacer bajar los precios de la sal en Europa. Por su parte, el
grupo francés considera que el proyecto de Súria afectará a la
competencia, ya que sólo en esta mina se generará más de 2 millones de toneladas de sal al año, el doble de lo que suma actualmente todo el mercado español.
Aún
así, la sal no es el principal objetivo de Iberpotash. El grupo espera
extraer potasas y explotar las vetas de este mineral, para las que se
calcula que hay reservas para casi cien años.
Salins du Midi, en venta
Todo esto ocurre mientras en Francia, los principales fondos accionistas de Salins du Midi, Abénex y Chequers, han puesto el grupo a la venta y han encargado al banco de negocio Lazard que busque un comprador.
Fuentes financieras han explicado que la operación se ha ofrecido a ICL,
el accionista de Iberpotash, una multinacional israelí que factura más
de 7.000 millones de dólares anuales. ICL ha desestimado la adquisición,
ya que su plan de expansión para Europa pasa por potenciar Iberpostash,
que ahora vende 350 millones anuales, y aprovechar el corredor del
Mediterráneo ferroviario de mercancías que se está proyectando para
inundar de sal barata y de calidad el mercado europeo.
Iberpotash
está buscando que grandes grupos de química básica que son grandes
consumidores de sal inviertan en la zona de Manresa y que su empresa se
convierta en una especie de locomotora industrial en el área de Manresa.
Por ahora, Gas Natural ya participa en un proyecto para almacenar gas en minas vacías que supondrán 350 millones de euros. Pero se quiere sumar a otras multinacionales que puedan ser grandes consumidoras de sal.
Así
que España ha sido el escenario escogido por israelíes y franceses para
dar la batalla en esta guerra en la que se juega el futuro del mercado
europeo de la sal. El próximo capítulo lo escribirá el regulador de
competencia español.
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